sábado, 20 de marzo de 2010

Quimica

Vaya con la química, que manera de complicarnos la existencia. Con lo agusto que estaríamos trabajando, descansando y disfrutando de los hobbys de cada uno. Vida sin sobresaltos y con una linea de trayectoria recta y plana. Y tranquila.
Relacionarnos en los entornos habituales, pero sin nada mas allá.
Pero no, un día vemos unas plumas mas vistosas de lo habitual, o lo bien que caza ese león con ese pelaje tan tupido y todo se va ha hacer puñetas....
Una chispa en un terminal nervioso, y ¡zas! las moléculas empiezan a unirse, se forman hormonas y ya todo se se va a la mierda. Lo blanco pasa a ser negro, y lo que estaba arriba ahora esta abajo.
Los colores y olores que antes nos traían sin cuidado, ahora empiezan a sugerirnos ideas y recuerdos (cagüen los conductistas. Un beso para mi amigo el negro). Nuestros latidos aumentan su frecuencia en función de lo cerca o lejos que este la prójima (o prójimo) de turno, de si nos llama o no, de si nos dirige la palabra o no... en fin, de si una mariposa bate sus alas en China. Porque convengamos que en realidad viene a ser lo mismo: al día siguiente va a volver a amanecer, los políticos van a seguir haciendo sus enjuagues, y los que vayan a cortarse el pelo, van a ir de todos modos.
Y mientras tanto, el lechón (o lechona) de turno, feliz como una perdiz... ¡Pero que gilipollas!
Y pasa el tiempo, y tienes flashes de lucidez y ves que el negro sigue siendo negro y lo de arriba, continua arriba. Pero te dejas llevar. Y hay días buenos y días malos. Y pasa el tiempo. Y el mundo continua dando vueltas.
Y que cierto es que el tiempo da perspectiva. Y aclara las mentes. En fin, serafín....

Y que conste que esta entrada blogera no es un alegato contra el amorrrr, es la constatación de un hecho: Despeño de sustancias químicas, y empezamos a hacer el gilipollas como canelos/as.

Hala ya. Un pis y a la cama